Palíndromo
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Más allá de Hollywood

☯ Fabrizio Dominguez Atilano
12 de julio de 2022
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¿Cuáles son las diferencias formales entre el cine comercial y el cine como arte?

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La visión contemporánea del cine es que es un entretenimiento. Un pasatiempo que busca sacarnos del aburrimiento o, por lo menos, mantener nuestra atención durante el mayor tiempo posible. De ahí que sea un producto. Y es que una vez consumido puede ser descartado y olvidado. En el cine de Hollywood o, en general, angloparlante (puesto que la industria británica también forma parte de ese conglomerado), cada película está diseñada para fomentar la venta de merchandising, que es justo donde las verdaderas ganancias se encuentran. Por eso, estos productos se enfocan en solamente contar una historia, debido a que es el elemento cinematográfico que más engancha a los espectadores. Actualmente, el acercamiento al cine se comprende desde la dinámica de la narrativa: es cine sólo si cuenta una historia. Y todo el lenguaje cinematográfico sólo es un medio para llevarla a cabo; es decir, todas las herramientas del cine son meros accesorios para lo verdaderamente relevante: contar las peripecias de ciertos personajes. Esta visión se ha arraigado tanto en el ideario del público que parecería que lo recién descrito es la única manera de hacer “buen cine”. Sobra decir que dicha visión excluye muchas otras formas de creación fílmica. Aquellas que se alejan del estilo hollywoodense: que no buscan contarnos algo. Donde la forma es lo que atrapa. Robert Bresson es quizás quien mejor exponga y contraponga esta nueva estructura a la angloparlante. En su libro Notas sobre el cinematógrafo, y a lo largo de sus entrevistas, el realizador aboga por un arte que no esté atado a las reglas del cine convencional.

Entrada al Cine
❝ Actualmente, el acercamiento al cine se comprende desde la dinámica de la narrativa: es cine sólo si cuenta una historia. ❠

El cine como entretenimiento lo que pretende es contar una historia, atrapar al espectador en una narración. El contenido es lo predominante, la forma está totalmente sometida. Todo el lenguaje cinematográfico se encuentra subyugado a los personajes y a lo que les ocurre. Cualquier elemento que los entorpezca debe ser reemplazado o descartado por otros que los hagan resaltar. No es sorpresa que el guión reciba una importancia desmedida, y no es que no la tenga o que sea menor, ocurre que el guión es igual a la película. Toda la historia narrada debe de ser traspasada de la manera más pulcra a la pantalla, no se admite ni una sola divergencia. De pronto, este instrumento narrativo que debe ser uno entre los demás, pasa a ser la única razón para realizar una película. Por ello, sólo en Hollywood, existen los llamados “gurús del guión”. Aquellos quienes saben cómo contar una buena historia, lo que ellos denominan el storytelling, que es la base de toda película decente. Syd Field y Robert McKee son los más destacados. Para ambos autores el verdadero artista no es el director, es el guionista, este es quien realmente se expresa y crea. De acuerdo con su teoría, el único deber de la crítica cinematográfica es evaluar la historia. Pues es lo único que debe ser considerado. Tómese en cuenta que la mayoría de los grandes directores angloparlantes son reconocidos por ser destacados “cuentacuentos”. Hitchcock, Spielberg y Georg Lucas son los más galardonados y los creadores del Hollywood contemporáneo, quienes diseñaron las herramientas narrativas contemporáneas. Ellos son quienes le dieron forma al blockbuster (o taquillazo en español) y por consecuencia a las grandes campañas publicitarias que dichas producciones tan gigantescas conllevan. No sólo eso, Lucas fue quien aportó un elemento nuevo, o mejor dicho, adoptó la forma definitiva de la historia. Para la creación de Star Wars se asesoró con Joseph Campbell, quien descubrió el monomito o el viaje del héroe que, según él, es el registro al que todas las culturas acuden para narrar. Tendrán ciertas variaciones en el contenido. Sin embargo, la forma siempre será la misma. Esta es la razón del título: El héroe de las mil caras; debido a que es el mismo personaje que vive las mismas peripecias con diferente trasfondo cultural. Este monomito ha sido asimilado en su totalidad por el cine angloparlante, y lo ha medianamente “reinventado” a lo largo de los años. Por último, la linealidad es otra constante. El desenvolvimiento de los eventos sigue una lógica extrema de causa y efecto, siempre en ese orden. Posteriormente, con Tarantino y su Pulp Fiction, causa y efecto podrán invertir sus papeles. Aunque, de nuevo, nunca se les abandonará.

Recientemente directores como los hermanos Coen, Edgar Wright, J. J. Abrams y muchos otros han revitalizado el blockbuster. No por ello escapan de su influencia. Proponen nuevas historias. Sí. Sin embargo, no hay ningún intento por darle una nueva forma al cine angloparlante, más allá de trastocar el orden causa-efecto. Basta con comparar Tiburón de Spielberg, considerado como el primer taquillazo con las más recientes megaproducciones: la nueva trilogía de Star Wars, las películas de Marvel, Jurassic World, etc. No se juzga si dichas películas son buenas o malas, lo que hay que observar es la semejanza patente en la estructura formal entre estas producciones y las pasadas, comenzando por Tiburón. El caso más reciente de un buen blockbuster es Top Gun Maverick. Reúne de manera correcta todos los elementos antes mencionados.

Fuera de Hollywood y en general de lo que se ha denominado cine angloparlante, las formas de la realización cinematográfica son sumamente diversas. En esta oferta muchas veces no se pretende contar una historia, tampoco buscan tener un tema, en el sentido de que aborden alguna problemática. Sí, podrían hacerlo, pero no es la finalidad. Bresson defendió este tipo de arte cinematográfico declarando que “el tema es sólo una excusa para así poder hacer una película”. No se trata de una inversión respecto de la forma del cine convencional. Donde, cómo ya se dijo, todo el lenguaje cinematográfico está sometido a la historia, a las peripecias de los personajes. Aquí este elemento podría estar o no. Si estuviera, sería una parte dentro de toda la obra. No se trata de contar algo. Muy al contrario, la intención es crear una unidad orgánica donde cada parte juega un papel relevante, que no puede ni debe ser sometido a los demás. Cineastas como Bela Tarr, Hou Hsien Hsiao, Lee Chang-dong, Michael Haneke, entre muchos otros, componen filmes donde la edición, la puesta en cámara y la puesta en escena crean una armonía en la cual cada uno de ellos resalta al estar bien hilvanado con los demás. Dislocar una parte de su posición dentro del film no sólo haría que ella perdiera su valor, todo el conjunto se vendría abajo. En el cine angloparlante la narración tan sólo sufriría un corte, una causa o un efecto se perderían. Aquí el asunto es más complicado debido a que no hay qué contar. La película, al darle mayor importancia a las herramientas audiovisuales antes mencionadas, sufre una total pérdida de ritmo. Ese elemento faltante ocasiona que las demás imágenes restantes no puedan encontrar un orden.

Cámara
❝ La intención es crear una unidad orgánica donde cada parte juega un papel relevante, que no puede ni debe ser sometido a los demás. ❠

Se mencionó hace poco que: en el cine no convencional lo que se cuenta podría estar o no estar. Una tercera opción es llevarlo de manera “lenta”, dónde no todo lo que vemos nos narra algo. Efectivamente, hay imágenes que sólo están por su belleza visual, composición armónica o por la necesidad de expresar el ritmo antes mencionado. En Las armonías de Werckmeister se cuenta la historia de un levantamiento popular, y la posterior captura de los supuestos cabecillas de la sedición. Pues todos ellos fueron engañados por la exesposa de un hombre muy respetado del pueblo. Todos los acontecimientos se relatan en poco menos de sesenta minutos. Sin embargo, Bela Tarr alarga el filme por casi tres horas. En dicho tiempo “muerto” no ocurre nada que se podría considerar “relevante”. La historia no avanza. Vemos secuencias interminables de caminatas, de pláticas que no van para ningún lado, bailes de gente alcoholizada, y un largo etcétera. Desafinado el mandamiento de Mckee de no incluir cosas que retrasen u obstruyan la historia. En Bela Tarr, y en muchos otros, el cine deja esta pesada cadena y voltea hacia sus propias herramientas de expresión.

De modo que se puede realizar la siguiente interrogante: ¿Qué diferencia al arte cinematográfico de todas las demás artes? Hay una preocupación platónica por la esencia del cine. Es manifiesto que se le emparenta mucho con el teatro. De quién toma varios elementos. Es patente que los moldea de modo que puedan ser presentados en la pantalla. Y es la razón por la que recibe tantas críticas. Debido a que presenta una especie de obra de teatro filmado. La cámara no se usa de modo creativo, en lugar de eso, tan sólo reproduce lo que se presenta frente a ella. Este empleo da pie al término despectivo “teatro filmado”. En cierta medida es lo que el cine hollywoodense realiza. Para muchos cineastas y críticos dicha reproducción no tiene ningún valor. Esto debido a que se despoja a los dos artes involucrados de sus componentes esenciales. Al arte dramático se le quita la presencia física. El teatro como tal debe de observarse en vivo, Hamlet sólo es el Hamlet de Shakespeare en el escenario. Y uno de sus principales medios de expresión es la palabra, junto con la actuación. Al cine se le despoja de sus medios más relevantes, que son la imagen y la contraposición de imágenes. El sonido juega un papel muy relevante, en la medida en que puede ser adherido a una imagen o a un grupo de imágenes. Alain Badiou en Imágenes y palabras esboza una perfecta delimitación entre estas dos expresiones artísticas, enfatiza que una no debe de someter a la otra. Sí, se pueden tomar prestados elementos, siempre y cuando se considere la interpretación por la cual serán usados.

La cámara no se usa de modo creativo, en lugar de eso, tan sólo reproduce lo que se presenta frente a ella.

El cine entendido como una contraposición de imágenes, no es para nada reciente. Desde sus inicios se le había dado gran importancia a la edición. Marie-Georges-Jean Méliès en el Viaje a la luna (1902), y aún más en Viaje a lo imposible (1904), había experimentado con la edición para contar una historia. Sin embargo, pronto se percató que su verdadera utilidad no era narrativa, sino emocional. David Wark Griffith, siendo gran aficionado a Melies y a Charles Dickens, lleva está concepción aún más lejos. En El nacimiento de una nación (1915) crea un nuevo tipo de edición: la edición en paralelo. El cine busca concentrarse en sus propios medios de expresión. A la par deja de lado los elementos de la novela y del teatro.

Vincet Amiel en Estética de montaje llama a la centuria pasada como el siglo de la contraposición de imágenes. No sólo habla del cine, también nombra al cómic estadounidense, al manga japonés, a la historieta y a la televisión. La idea es muy clara: todas estas nacientes formas creativas hacen un uso concreto de la imagen. Uno donde la imagen no se entiende por sí sola, ni por la carga narrativa que contenga dentro de sí. Muy al contrario, son elementos en bruto que deben de ser concatenados unos con otros para así poder lograr una expresión concreta. De nuevo, no se trata de que cuenten algo, o qué desarrollen un personaje. Si algo debe de hacer el cine formalista es presentar sensaciones a través de la transición de imágenes, manipulando la velocidad de la propia transición. Se trata de crear una organicidad, no una linealidad. La filmografía de Andréi Tarkovski es una muestra de este cine y de la evolución que un autor presenta respecto al dominio de las técnicas cinematográficas. En La infancia de Iván y Andrei Rublev sigue los preceptos del cine convencional. Posteriormente, en Solaris (1972), deja de lado la narrativa, para concentrarse en el ritmo.

En conclusión, en el cine la forma es lo primordial. Sí, el contenido también es muy relevante. Sin embargo, aquella tiene primacía sobre ésta, puesto que el aspecto formal predispone el contenido. Mihai Popa en The Anthropology of Poiesis destaca la importancia de la métrica y la rima en la poesía. Argumenta que en la Divina comedia estos elementos son tan relevantes como el viaje de Dante por el Infierno, Purgatorio y Paraíso. Aquellas le dan forma al viaje. En el cine sucede lo mismo, la duración de una secuencia o de una toma, y con qué otro elemento se contrapone, configura la secuencia en pantalla. Actualmente, existen grandes directores que desafían el cine convencional y que con cada nueva película crean nuevas formas de expresión. No obstante, mientras la dominación hollywoodense continúe será difícil encontrarlos en las salas.

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