Diez años con Skyrim
♌ Eduardo Yael
11 de noviembre de 2021
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Han transcurrido diez años desde que una rodilla me dio en la flecha
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Nuestro imaginario colectivo ha planteado el pasado como el lugar del retorno. No importa la época, todo parece indicar que el pasado tuvo forma de paraíso. Luis Alberto Spinetta cantaba lo contrario en su “Cantata de los puentes amarillos”: Aunque me fuerzen yo nunca voy a decir / que todo el tiempo por pasado fue mejor / mañana es mejor. Aceptemos el presente sin intentar tropezar con cada piedra que veamos; justo el día de hoy, se cumplen diez años de la aparición de The Elder Scrolls V: Skyrim, o sencillamente: Skyrim.
Un juego al que le gustan los símbolos, su estudio (Bethesda), decidió publicarlo para las generaciones de los abuelos (Ps3, Xbox360 y PC) el día 11 de noviembre de 2011. Recuerdo esta fecha inscrita en su trailer: 11.11.11; cifras con una tipografía que simulaba un toque medieval. Ese día fue viernes, yo tenía 21 años y como tendría que ser a esa edad, estaba enamorado de una niña. Ese día no estaba afuera de Gamers esperando comprar mi copia de Skyrim, estaba en un bar del Centro Histórico que ya no existe: El Albur. Conseguí que la niña que me gustaba fuera con nosotros a ese bar apestoso y con buenas historias. Le veía las piernas porque me encantan las piernas y las espaldas de las niñas; ella llevaba mallones oscuros con una serie de grecas que me afinaban los ojos. Pero bueno, no jugué Skyrim el día del lanzamiento pero sí ese año. Un primo me regaló la copia en navidad y me pasé un invierno espléndido explorando gran parte del territorio nevado de Tamariel. Por fortuna, también tuve la oportunidad de jugar con ese mismo primo la entrega anterior: The Elder Scrolls IV: Oblivion. Hubo diferencias importantes entre ambos juegos pero la naturaleza de un RPG con clase fue heredada por esta saga con todas sus señas, tanto es así que ambos juegos ganaron, en sus respectivos años, el premio al juego del año.
Skyrim y Oblivion son juegos que cambian junto a una generación. Juegos que pueden disfrutarse con la canción de Spinetta sin problemas; juegos a los que puedes regresar sin tener alguna pretensión competitiva pues la experiencia online no existe y son sólo para un solo jugador; claro que están los jugadores que intentan terminar todo en minutos, pero Skyrim se disfruta más si se va con lentitud, sin prisa como menciona Kundera:
Todo cambia cuando el hombre delega la facultad de ser veloz a una máquina: a partir de entonces, su propio cuerpo queda fuera de juego, se entrega a una velocidad que es incorporal, inmaterial, pura velocidad, velocidad en sí misma, velocidad éxtasis.Kundera, Milan. La lentitud. Tusquets Editores, México, 2009.
Así que cada partida de Skyrim requiere su propia velocidad, no hay prisa por obtener las mejores armas encantadas o las armaduras de dragón; el éxtasis se alcanza si nuestro personaje duerme sus ocho horas y lleva a cuestas una armadura de piel junto a un arco de hierro y una daga para asesinar por la espalda. En Skyrim puedes comprar diversas casas y decorarlas según tus preferencias; están también las sectas que te pueden transformar en hombre lobo o en vampiro. Toda la saga transcurre en una ficción que combina elementos grecolatinos, medievales y renacentistas.
Estos guiños al pasado son sensacionales cuando el jugador puede apropiarse de estos elementos para crear una experiencia inmersiva dentro del juego. Sería carente describir cuáles son y en qué se distinguen estos elementos, Skyrim es demasiado amplío como para intentar describirlo. La propia comunidad ha creado diversos contenidos derivados del juego; destacando su wiki en Fandome, las 100 maneras de morir en Skyrim, diversos mashups e infinidad de mods. En ese sentido, Skyrim podría equipararse a un obra clásica: cada quien puede plantear sus acercamientos, disfrutar su tensión narrativa y estética, o abandonarlo a los dos días porque no tiene una historia lineal. Es un juego abierto que enfatiza las decisiones de cada jugador. Desde la selección de la raza del personaje que puede ser humano, un gatito, reptiles, elfos oscuros, orcos o morenazos —obviamente yo tengo poca imaginación y siempre escojo a una niña nórdica de dos metros—, hasta las habilidades con las que cada jugador se siente atraído: ya sea que escojas desafiar al mundo con armadura y espadas, o decidas pasarte todo el juego como un maestro de la ilusión y la alquimia. Otra de las atracciones de Skyrim son los personajes míticos. Claramente se extrañan los minotauros y unicornios de Oblivion; sin embargo, contar con dragones, vampiros y hombres lobo logran equilibrar la balanza.
Para celebrar estos diez años, Bethesda ha preparado una edición especial bajo la denominación The Elder Scrolls V: Skyrim Anniversary Edition que reúne la remasterización gráfica de hace algunos años (2016), e incorpora algunos mods presentes únicamente para PC: modos de supervivencia, armamento renovado y nuevas misiones alternas. Junto a esta edición, Bethesda ha organizado un concierto con la Orquesta Sinfónica de Londres; recordemos que el soundtrack del juego es épico y bello.
Esta saga, nos recuerda la importancia que tienen los símbolos y las palabras. En el caso de Skyrim, el protagonista aprende nuevas frases en la lengua de los dragones a lo largo del juego; así mismo, puede incrementar sus habilidades —incluyendo las de combate cuerpo a cuerpo—, leyendo únicamente libros. Mencionemos también que se pueden encontrar tesoros al revisar los diarios de algunos navegantes y viajeros, ingresar al Colegio de los Poetas para encontrar textos perdidos. Esta importancia a la palabra viene desde la saga: The Elders Scrolls, títulos donde cada manuscrito resguarda la historia que escribe cada jugador. Recordemos que The Elder Scrolls VI se viene fraguando desde hace tres años sin una fecha de publicación: