❂ El Sueño es una obra magistral con resonancias provenientes desde la mente monumental de Sor Juana Inés de la Cruz. Los sellos y emblemas que conlleva este poema articulan los parajes donde el alma alcanza a reflejarse frente a los designios de un universo etéreo e ininteligible; este transcurso ocurre mediante la absorta transición de la noche hacia el día. Como todos los sueños, éste lleva a destacar los símbolos y las imágenes bajo un numen resplandeciente como lo es el ramificado estilo barroco. Este poema es el Primero sueño de la insigne devota que escribió y dio los brillos al Ex-Convento de San Jerónimo. Recordemos que ella escribió: no me acuerdo haber escrito por mi gusto sino es un papelillo que llaman “El sueño”; por ello, hemos decidido resguardar las palabras de la jerónima; retomar la alcoba y evocar su figura de Fénix. Venir a soñar bajo esta Piramidal, funesta, de la tierra / nacida sombra para presenciar al alma gozosa mas suspensa, suspensa pero ufana. Es, en verdad, un regalo contar con este poema de Sor Juana Inés de la Cruz; cruzar sus laberintos hasta el lucero del alba donde el Mundo iluminado, y yo despierta.

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Semblanza del autor

✤ Sor Juana Inés de la Cruz ✤ (12 de noviembre de 1648 - 17 de abril de 1695). La insigne estela de Sor Juana desborda los registros donde ella cautivó la vida; no sólo en la escritura se encuentra su voz, su interés la condujo hacia el estudio de la alquimia, la gastronomía, la lingüística, la administración y contabilidad, la astronomía la óptica y la teología. Los géneros que cultivó le fueron propicios; tanto en dramaturgia como en poesía. En el Convento de San Jerónimo se ordenó a la edad de 21 años y allí permaneció bajo el emblema de una vida contemplativa hasta las tres de la mañana del domingo 17 de abril de 1695. Con su nombre concluye el parnaso de los Siglos de Oro de la lengua española. Diversas antologías reúnen sus obras; destacando Inundación Castálida, publicada en 1689. Mencionar que uno de los elementos por los que fueron identificados sus restos óseos de las excavaciones en el sotocoro del Ex-Convento de San Jerónimo fue el Medallón de carey de la Anunciación; su fino acabado con rayos solares y reborde dentado recuerdan la conclusión del poema “El Sueño”: mil veces puntos, flujos mil dorados / —líneas, digo, de luz clara— salían / de su circunferencia luminosa.

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